Hace apenas unos días, el saurio Emilio Chuayffet, que persigue una diputación federal, reprochó al PAN sus vínculos con la gente de dinero, con los grandes empresarios. Pero ahora nos enteramos que los candidatos a diputados del PRI-nosaurismo en Nayarit no tienen reparos en aceptar el dinero de prominentes empresarios para financiar sus campañas (aportarán el 15%, unos 120 mil pesos, del tope de campañas de cada aspirante, unos 800 mil pesos). Y no sólo eso: los donantes formarán parte de la Comisión Estatal de Financiamiento, dizque para vincular al partido con los empresarios con el fin de promover inversiones en el estado.
En lo personal, no tengo nada en contra de los empresarios: tienen el derecho de hacer con su dinero lo que les venga en gana. Si quieren aventarle perlas a los reptiles, pues haya ellos, cada quien su gusto.
Lo que me saca de onda es la incoherencia de los dinos: unos hacen lo que otros critican. Supongo que esto se debe precisamente a que el mundillo PRIjurásico está marcado por el signo de la contradicción: se dicen íntegros y honestos pero son los políticos más corruptos del país y aseguran amar a la Democracia pero les son adictamente infieles con su eterna amante de siempre, la señorita Dedocracia (que de señorita no tiene nada: la muy maldita peina canas desde hace décadas). Aunque claro, para los saurios, no hay tales contradicciones, son gajes del oficio reptiloíde.