lunes, 18 de mayo de 2009

El colmillo de Salinas

El teatrito se le está cayendo a Salinas y sus intentos por negar sus fechorías sólo están acelerando el derrumbe. El Pelón está recurriendo a todo su arsenal de artimañas para salir al paso de las acusaciones de corrupción lanzadas por el ex presiente Miguel de la Madrid.

En el documento Reporte Índigo, el periodista Ramón Alberto Garza afirma que Salinas acudió a sus hombres de confianza, como Francisco Rojas, Emilio Gamboa y Ramón Aguirre, para presionar a la familia de De la Madrid: se trataba de confirmar la enfermedad del ex presidente. El método, que nada tiene que envidiar al proceder de los gangsters, fue aprovechar los puntos flacos –léase pecados inconfesables- de los hijos, en especial de Enrique de la Madrid –actual director de Financiera Rural-, lo que da a entender que la carta de desmentido se debió a un vil chantaje.

Y como buen dinomafioso, Salinas también arremetió contra la periodista Carmen Aristegui (sin duda una de las mejores en su profesión), mostrando su cara más intolerante y su gusto por atacar y desacreditar informadores (el sexenio de Salinas tiene el récord de periodistas asesinados, 46, de acuerdo con la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados). En una carta enviada a los medios, El Pelón reiteró la supuesta senilidad de De la Madrid y lamentó que Aristegui “abusara” del pobre viejito chocho y le faltara al respeto, por lo que se dijo indignado (…pero por el balconazo que le propinó su antecesor). Y no conforme con eso, Salinas sostuvo que la entrevista era poco veraz y sensacionalista.

Enseguida, El Pelón defendió a sus hermanos, aduciendo que fueron falsamente acusados por las autoridades (a las que no identifica) para tapar “las tropelías” cometidas con el Fobaproa.

No cabe duda de que Salinas es un mago de la manipulación: de la imagen de ser el mayor dinoojete de nuestra historia moderna se autotransformó en una inocente víctima de las maquinaciones… de su propio partido. Pero ya a esta alturas, ni el mejor truco de magia ni su madre lo salva.

¿Demencia senil?, ¡ni madres!

El esquema se repitió. Las acusaciones de corrupción contra Salinas y su familia, proferidas por el ex presidente Miguel de la Madrid, repercutieron en los oídos de todos los mexicanos y, aunque le pese a los PRI-nosaurios, quedaron grabadas en la memoria colectiva. Es por ello que los patéticos intentos por desmentir y desacreditar las declaraciones no tendrán éxito, sobretodo si se tiene en cuenta que esta no es la primera vez que De la Madrid le pisa los callos al Pelón.

El primer pisotón ocurrió casi 20 años después de los terremotos de 1985. El periodista Carlos Loret de Mola entrevistó al ex mandatario para hablar sobre el tema y le preguntó si los sismos repercutieron en las elecciones de 1988.

La respuesta fue tajante: no. Los motivos: fue la crisis económica la que provocó que el PRI perdiera las elecciones (!!!!!). La entrevista fue transmitida por Televisa el 20 de septiembre de 2005, y en aquel entonces uno de los hijos del ex presidente, Enrique, se comunicó con el periodista dizque para aclararle que su padre se había referido a las elecciones en el Defe y no a las nacionales y que al pobre ya le fallaba la mollera. Exactamente el mismo procedimiento empleado ahora para controlar los daños, con la única diferencia de que le tocó a otro hijo, Federico, negar las afirmaciones de su padre.

Así es que por favor, dinos, no quieran salir del atolladero con el falaz argumento de que a De la Madrid le escurre la baba, porque nadie se lo traga. De hecho, en vez de negar lo que todo el mundo ya sabía y que ahora se confirmó, porque no mejor emprenden un proceso de revisión del pasado para limar asperezas entre su partido y la gente, como ha sucedido en otros países (Argentina, Chile, etc).

Sé que la lista de meas culpa sería larga, pero tal proceso les permitiría redimirse, en parte, ante la sociedad: se trata de que cicatricen las heridas y se perdonen los agravios. ¿O de plano les pesa demasiado un orgullo mal entendido?

Dinosaurismo en evidencia

En el debate sobre Concordia y Discordia organizado por Nexos entre los presidentes nacionales de los tres grandes partidos, fue más importante lo que no dijo la dinosáurica Beatriz Paredes que lo que si dijo. Al hablar sobre el limbo en el que está la clase política y que impide consolidar la transición hacia la democracia, la dino tan sólo sostuvo que no hay confianza debido a que hay una crisis de representatividad ocasionada por la falta de liderazgo (¡autogol! ¿Acaso no es ella la lideresa de la manada jurásica?). Al respecto, fue el perredista Jesús Ortega el que fue a fondo en el tema cuando dijo que el rechazo ciudadano hacia los políticos se debe al descontento ocasionado por ver a los gobernantes en “escándalos grotescos”: es obvio que Paredes no podía lanzar semejante dardo; se habría pisado la cola solita con el asunto de las revelaciones de Miguel de la Madrid y la corrupción de Salinas y compañía.

Por lo visto, la PRIsáurica no entiende lo que significa un debate: se trata de exponer argumentos, contrastar posiciones e intercambiar puntos de vista. Hacerse pendeja no es debatir, es tan sólo eso, hacerse pendeja. Claro que es una máscara... porque aunque digan cosas bonitas o digan pendejadas o tonterías... para qué repetirlo, mejor mirar este video (je,je, je, gulp, está chistosón pero más bien es tenebrosón... de horror):