miércoles, 27 de mayo de 2009

En la mira del dinosaurio

Las elecciones cada vez están más cerca y el PRI-nosaurismo se está apresurando a lanzar los dados en las campañas para ganar la partida. El primer dado que lanzaron fue las críticas contra el gobierno por la crisis económica. El segundo dado ya ha empezado a rodar y gira entorno a la figura del presidente. Los saurios ya anunciaron que demandarán al PAN por usar al Ejecutivo federal como parte de su campaña electoral. No dudo que algunos blanquiazules sucumban a la tentación de apoyarse en el presidente, violando de facto la ley electoral, pero tampoco se puede generalizar la acusación a todo el panismo, sobre todo si se tiene en cuenta que entre el uso indebido de la figura presidencial y el prestigio indirecto que obtiene el PAN por la elevada popularidad de Calderón, hay tan sólo una delgada línea.

En México, en donde se venera a las grandes personalidades como líderes cuasi divinos, la figura del presidente tiene un enorme peso: su fracaso es el fracaso de su partido, su éxito es el éxito de su partido, sin medias tintas. En este sentido, es lógico que una buena gestión del mandatario conlleva jugosos dividendos políticos y electorales para el partido en el gobierno. Y es eso precisamente lo que está ocurriendo actualmente: la popularidad de Calderón, que aumentó de manera importante por su actuación ante la epidemia de influenza, ronda el 70%, de acuerdo con Consulta Mitosfky. Es decir, el presidente se ha convertido en un poderoso activo de las campañas panistas, aunque eso no sea un beneficio buscado: es la ciudadanía la que otorga ese nivel de confianza, una situación que escapa al control de los partidos políticos, ya sea que estén en el oficialismo o en la oposición.

Por ende, los PRI-nosaurios han adoptado como prioridad de sus campañas atacar la figura presidencial, ya que representa un gran capital político que ellos no tienen. Peor aún, nadie puede evitar hacer el contraste entre la gestión de Calderón y las recientes revelaciones del ex presidente De la Madrid sobre el Salinato, su corrupción y sus nexos con el narco, contraste en el que, obviamente, los dinos salen perdiendo. De esta manera, criticar al Ejecutivo se ha convertido en la última tabla de salvación de los reptiles, aunque esa tabla puede transformarse con facilidad en una pesada loza que los hundirá aún más.

Canibalismo PRI-nosáurico

Me he dado cuenta de que los PRI-nosaurios tienen dos formas de canibalismo: una es la electoral, cuando los dinos se destrozan ente si por una candidatura; la otra es más degradante todavía y consiste en destruir a un compañero de partido por conveniencia política. En las últimas semanas, hemos visto cómo los saurios han hecho todo lo que está a su alcance para desacreditar al ex presidente Miguel de la Madrid debido a sus declaraciones sobre el Salinato. Tras la publicación del desmentido de la entrevista que concedió a Carmen Aristegui bajo el argumento de que el ex mandatario padece de sus facultades mentales –lo que nadie creyó-, y de las diversas declaraciones de los jerarcas priístas intentando minimizar los daños, creíamos que los dinos ya habían acabado de destazar a De la Madrid. Pero no. No sé si fue por voluntad propia o fue obligado, pero el caso es que el ex presidente volvió a tocar el tema del Salinato, esta vez para proponer una evaluación más positiva de ese sexenio.

En una carta enviada a Aristegui, De la Madrid –quien por lo visto, ya se recuperó mágicamente de su senilidad- expone que para ponderar el gobierno de Salinas “es necesario tomar en cuenta la importante modernización que promovió”, como las reformas estructurales y el Tratado de Libre Comercio con América del Norte. En lo personal, no creo que este nuevo intento patético por hacer olvidar las acusaciones de corrupción y vínculos con el narco contra El Pelón le sirva de algo al dinopartido. Por el contrario, la continua humillación a la que ha sido expuesto el ex presidente tan sólo refleja la indigna actitud del PRI-nosaurismo, capaz de linchar a uno de los suyos por un afán de limpiar una imagen que sólo puede ser limpiada con una autocrítica veraz y honesta. El sacrificio de De la Madrid no es más que una medida del espíritu de negación de los dinos hacia su propio pasado, una negación que bloquea sus posibilidades de gobernar en base a principios como democracia y tolerancia.