viernes, 24 de abril de 2009

Una de berrinches


Para mañas, las del PRI. Además de tener que soportar sus sempiternas corruptelas, también hay que aguantarles sus triquiñuelas en el Congreso. Y es que ya se ha vuelto costumbre que cuando los diputados discuten algo que a los priístas no les gusta, simple y llanamente dejan de asistir a las sesiones para frenar las iniciativas. Es la llamada falta de quórum que ya me tiene hasta la madre.

Eso mismo ocurrió este jueves 23: nuestros queridos dinos brillaron por su ausencia en la votación de un dictamen y cuando por fin se dignaron en presentarse –todos disciplinaditos, de la mano de Emilio Gamboa-, optaron por retirarse, ofendidos, porque panistas y perredistas les gritaron culeeeros. Tanta chingadera que hacen y que poco aguante tienen. De veras.

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