miércoles, 6 de mayo de 2009

Ambición negada, ambición desmedida

Nomás no me la creo. Al igual que el PRI-nosaurio Manlio Fabio Beltrones, el vociferante “presidente legítimo” salió a decir que no está empeñado en ser el candidato de los partidos de izquierda en las elecciones presidenciales de 2012: “No soy un ambicioso vulgar”. AMLO incluso añadió que tal candidato podría ser el jefe de gobierno del DF Marcelo Ebrard, o cualquier otro dirigente: “Marcelo es mi amigo”.

Es sorprendente cómo AMLO es capaz de soltar dos mentiras en tan sólo dos frases, todo un récord. Durante su campaña para las elecciones de 2006 (en las que el autonombrado salvador de la patria perdió 14 puntos de ventaja que tenía sobre Calderón), López Obrador dio muestras de tener una ambición mesiánica sin parangón (¡hasta se quería mudar a Palacio Nacional!).

Y luego está eso de que Ebrard es su amigo. Si, como no. ¿Acaso ya se le olvidó todos los roces que ha tenido con el jefe de gobierno capitalino, roces que todos sabemos que se deben a que Ebrard le hace sombra a su popularidad?

Además, es vox populi que en el PRD -y entre la mal llamada izquierda- no hay amigos, tan sólo clientes políticos, alianzas que penden de un hilo y negociaciones en lo oscurito. ¿O es que todos los zafarranchos que han protagonizado las tribus perredistas ya no cuentan? Pero bueno, después de todo, ¿qué se puede esperar de un partido que sólo sabe hacer política al estilo dinosáurico?

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