El que se desespera, pierde. Al PRI-nosáurico candidato a gobernador de Campeche, Fernando Eutimio Ortega Bernés, se le escapó la cola de reptil por debajo de su traje y, gruñendo, mostró sus fauces, lo que asustó a los votantes de su estado.
El dino perdió los estribos -y con ellos la imagen de hombre honesto, trabajador y cercano al pueblo que le forjaron sus padrinos, los ex gobernadores Jorge Salomón Azar García y Antonio González Curi- cuando se enteró que algunos militantes de su partido se pasaron a las filas del PAN (¿alguien puede culparlos?). Irritado, Ortega Bernés tuvo el desliz de insultarlos, llamándolos “coyones” y “sinvergüenzas”.
Producto del más jodido PRI-nosaurismo, el candidato evidenció su desesperación ante el avance de los panistas y de su aspirante, Mario Ávila Lizarraga, al que muchos perciben como su mejor esperanza de renovar el anquilosado gobierno de la entidad, monopolizado por el grupo de González Curi a través de su títere, el actual mandatario, Jorge Carlos Hurtado Valdez.
Este arranque de ira no debería sorprendernos; por el contrario, es algo normal que sucede cuando los reptiles juegan a ser algo que no son (políticos abiertos al diálogo). Y, obvio, cuando pasa algo que se sale de su script, pues les brota su verdadera naturaleza de intolerancia, autoritarismo y cerrazón mental.
La lección para los dinos es que deben dejar su manía de prefabricar candidatos, haciéndolos vestir virtudes que no tienen, y buscar candidatos con una personalidad y valores auténticos, y no de mentiritas. ¿O será que dan gato por liebre porque simplemente carecen de liebres en sus filas?
El dino perdió los estribos -y con ellos la imagen de hombre honesto, trabajador y cercano al pueblo que le forjaron sus padrinos, los ex gobernadores Jorge Salomón Azar García y Antonio González Curi- cuando se enteró que algunos militantes de su partido se pasaron a las filas del PAN (¿alguien puede culparlos?). Irritado, Ortega Bernés tuvo el desliz de insultarlos, llamándolos “coyones” y “sinvergüenzas”.
Producto del más jodido PRI-nosaurismo, el candidato evidenció su desesperación ante el avance de los panistas y de su aspirante, Mario Ávila Lizarraga, al que muchos perciben como su mejor esperanza de renovar el anquilosado gobierno de la entidad, monopolizado por el grupo de González Curi a través de su títere, el actual mandatario, Jorge Carlos Hurtado Valdez.
Este arranque de ira no debería sorprendernos; por el contrario, es algo normal que sucede cuando los reptiles juegan a ser algo que no son (políticos abiertos al diálogo). Y, obvio, cuando pasa algo que se sale de su script, pues les brota su verdadera naturaleza de intolerancia, autoritarismo y cerrazón mental.
La lección para los dinos es que deben dejar su manía de prefabricar candidatos, haciéndolos vestir virtudes que no tienen, y buscar candidatos con una personalidad y valores auténticos, y no de mentiritas. ¿O será que dan gato por liebre porque simplemente carecen de liebres en sus filas?
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