martes, 12 de mayo de 2009

Los ponys de Troya

Nuestras leyes electorales tienen vacíos y huecos de tal tamaño, que hasta permiten que se cuelen los PRInosaurios… y que se cuelen en tropel. Ese es el caso del Estado de México: el PRD y el PT han denunciado ante el Tribunal Electoral que el PRI pretende robarse la mayoría en el Congreso local con la complicidad de los minipartidos.

La táctica es sencilla: los saurios convencieron a sus aliados del Verde Ecologista, Socialdemócrata, Futuro Democrático y Nueva Alianza para que inscribieran a priístas en los primeros lugares de sus listas a diputados plurinominales. La meta es hacerse con 38 de las 75 curules de la Legislatura. Y a los dinos les urge que su estrategia funcione: desde hace 12 años que no cuentan con la mayoría en el Congreso, lo que les ha impedido gobernar a sus anchas, como dicta la tradición.

Y es aquí donde intervienen las limitaciones de la ley: el Tribunal les dio la razón pero no pudo hacer nada debido a que los magistrados no pueden actuar sobre hechos no consumados.Una vez más, queda demostrado que en México, la clase política distorsiona la figura de la alianza o la coalición a favor de las componendas y los intereses del momento. Y también se evidencia que los minipartidos son mercenarios sin conciencia política y sin respeto al votante que prestan sus colores al mejor postor.

Pero también se deja en claro que los PRInosaurios no tienen la suficiente confianza en si mismos y en su proyecto: necesitan camuflajear a sus candidatos para conseguir la victoria. Con esto, el PRIsaurismo, autor de la alquimia electoral, ha inaugurado una nueva modalidad de engaño: el baile de disfraces, donde los candidatos no son del partido por el que aseguran postularse.

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