jueves, 28 de mayo de 2009

Zedillo, chivo expiatorio

Yo estoy de acuerdo con la denuncia de que Salinas sigue teniendo mucho poder, más de lo que a los PRI-nosaurios les gustaría admitir. El Colegiado Nacional de Organizaciones Adherentes al PRI solicitará la expulsión del ex presidente Ernesto Zedillo, quien tuvo la osadía de sugerir una reforma fiscal con aumento de impuestos.

Los dinos se están lanzando con todo su peso contra Zedillo, a quien no le perdonan el haber sido el primero en reconocer el triunfo electoral de Vicente Fox en las elecciones presidenciales de 2000. Pero resulta incomprensible porqué se quedan de brazos cruzados ante otros militantes que han hecho y dicho cosas peores. A Salinas, el de la mitad de la partida secreta desaparecida y del hermano con amigos narcos, ni quien le diga nada. Y al pobre de Miguel de la Madrid –cuya corrupción no le llega a los talones a la del Pelón-, pues a ese nomás lo reducen a la condición de viejito babeante y senil.

Y también es incomprensible –e incongruente- que le critiquen a Zedillo su idea de aumentar los impuestos cuando en el pasado, en la época en que dominaban la Presidencia y el Congreso, los saurios incrementaban las imposiciones fiscales a su antojo: ¿Acaso ya se les olvidó el episodio de la roqueseñal –ocurrido precisamente durante el sexenio de Zedillo-, cuando el senador Humberto Roque Villanueva celebró, entusiasmado, el aumento del IVA de 10 a 15%? Este ataque contra Zedillo me deja en claro que los dinos son bien culeros: ante la horda de ex presidentes que se les salen del huacal, optan por chingarse al que consideran más débil o al que le tienen más rencor. Es la táctica de pegarle al chiquito porque le sacan meterse con el grande, es la actitud del justiciero de lonchería.

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