jueves, 21 de mayo de 2009

Salinas al bote

La verdad, me gustaría mucho ver a Salinas enjuiciado, y de ser posible, encarcelado. El titular de la Secretaría de la Función Pública, Salvador Vega Casillas informó que ya están revisando la normatividad imperante durante el salinato –y si ésta sigue vigente- para determinar si se tiene la facultad de investigar el robo por parte de Salinas de la mitad de la partida secreta, tal y como reveló Miguel de la Madrid. No obstante, el funcionario sostuvo que no es un asunto fácil de resolver ya que se trata de un “tema histórico”.

Yo soy de los que opinan que se debe procesar al Pelón, cueste lo que cueste, y ello por varios motivos. Para empezar, me daría mucho coraje que Salinas permaneciera impune, disfrutando los millones y millones que el muy rata se robó, dinero que provino de los bolsillos de todos los mexicanos y que se debería recuperar. Y es una lana nada despreciable: según De la Madrid, durante el sexenio de Salinas, la partida secreta se incrementó considerablemente, cuánto, nadie lo sabe, pero lo que si se sabe es que tras dejar el poder, el ex presidente vivió su exilio en Irlanda en una finca con caballos árabes pura sangre, entre otros detallitos.
Por otra parte, es importante que los mexicanos hagamos las paces con nuestro pasado, y la mejor forma de hacerlo es mediante la justicia. Digo, ya se falló a la hora de enjuiciar a los responsables de la guerra sucia de los años sesenta y setenta: Luís Echeverría, el carnicero de Tlatelolco, fue exculpado de todo crimen, al igual que otros gorilas de su calaña. ¿También se va a fallar con Salinas? Ya sería demasiado.

Finalmente, el caso Salinas deja en claro que nuestras leyes padecen graves lagunas que facilitan la impunidad de los gandallas, una situación que ojalá y se remedie: en lo personal, considero que los delitos que involucren el robo de sumas multimillonarias no deberían prescribir porque ese dinero bien empleado significa el bienestar de cientos de personas, sino es que de miles. ¿Cómo es posible que un ojete perjudique a miles y tan sólo le apliquen penas ridículas (¿remember el caso Cabal Peniche?) o, de plano, ni siquiera pisen la cárcel? Por todo lo anterior, digo: Salinas al bote (y que tiren la llave) y la lana, al erario público.

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